Es importante no
considerar de forma aislada a los jóvenes del contexto social en que se
desenvuelven, sino a ambos conjuntamente, para tener siempre presente los
respectivos elementos del sistema: jóvenes, familia, escuela, y barrio o
municipio y actuar conjuntamente sobre todos ellos.
Así podíamos
considerar diferentes actitudes o pautas de actuación frente al problema, entre
los que destacarían:Diseñar programas de
educación, en los que se incida no sobre los efectos negativos del consumo
alcohólico, sino sobre los efectos positivos del no consumo, este pequeño
matiz, haría que las medidas tuvieran una mejor acogida general y una mayor
eficacia.
Orientar las actuaciones en el
nivel educativo cuestionando y delimitando los efectos positivos del alcohol,
que es el conjunto de creencias más desarrollado. Se debe partir de una
información realista, que sitúe en su término más justo los "efectos
reforzantes" del alcohol, pero que también muestre sus límites. Además
existen una serie de creencias erróneas respecto al alcohol (aumento de la
potencia sexual, modo de combatir el frío, o como utilidad terapéutica),
transmitidas de generación en generación que necesitan ser
desmontadas.
- Desarrollar programas de entrenamiento en habilidades sociales, para actuar principalmente en la preadolescencia, antes de que se instaure el consumo habitual de alcohol, para ayudar a esta población a hacer frente a la enorme presión que el grupo ejerce sobre aquellos que no beben. Para ello se debe formar a profesores del sistema educativo, educadores de calle, animadores sociales, etc.
- Hay que utilizar medidas eficaces que no tienen porque ser las más costosas. Hacer más baratas las bebidas no alcohólicas, ya que actualmente es más barato consumir una bebida alcohólica que un refresco, así como potenciar bebidas exóticas con menor o nulo contenido alcohólico pero "que entren por los ojos" a los jóvenes.
- Conseguir imponer líneas de trabajo que logren que la edad de inicio del consumo habitual de alcohol se retrase lo máximo posible, lo cual tendrá una incidencia importante en la prevención de los consumos problemáticos del alcohol.
- Formular objetivos para evitar la desconexión de los adolescentes de los sistemas de contexto, sobre todo educativo, modificar las creencias de adolescentes y jóvenes sobre el alcohol, trabajando fundamentalmente sobre las motivaciones de consumo, o diseñar estrategias para reducir lo máximo posible el dinero que los jóvenes llevan encima los fines de semana.
- Actuar sobre los espacios físicos por donde se mueve la juventud, revisando su diseño. Así podemos:
- Ceder lugares donde creemos espacios lo más parecidos a los bares y ponerlos en manos de grupos o entidades no controlados por la Administración, que les dé más libertad.
- Estimular programas que comporten la presencia de educadores en lugares que ellos frecuentan.
- Obligar a los bares a crear espacios alejados de la barra y con un volumen de música reducido que permita la comunicación y la organización de actividades atractivas que concentren el tiempo de ocio y diversión.
- Incidir en la importancia de la familia como factor regulador del consumo y como medio de información.
Por último, estimular el
debate entre las diversas fuerzas políticas para la creación de diversos
programas juveniles de control y prevención de las adicciones

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